Perseguido durante el Holocausto y habiendo sufrido la deportación de su familia, el ciudadano belga, Arthur Langerman, trata de comprender cómo funciona “la corrosión antisemita”. En treinta años, ha acumulado más de 7500 imágenes y objetos diversos, la mayor colección de imágenes y objetos antisemitas.
Se plantea el destino de ese patrimonio nauseabundo, esas imágenes y objetos que, para Arthur, funcionan como una protección frente a su nocividad. Por eso pretende exponer no uno, dos o tres carteles, como a menudo le piden para exposiciones temporales; Langerman quiere mostrar toda su colección y enfrenta escepticismo y oposición.
Perseguido durante el Holocausto y habiendo sufrido la deportación de su familia, el ciudadano belga, Arthur Langerman, trata de comprender cómo funciona “la corrosión antisemita”. En treinta años, ha acumulado más de 7500 imágenes y objetos diversos, la mayor colección de imágenes y objetos antisemitas.
Se plantea el destino de ese patrimonio nauseabundo, esas imágenes y objetos que, para Arthur, funcionan como una protección frente a su nocividad. Por eso pretende exponer no uno, dos o tres carteles, como a menudo le piden para exposiciones temporales; Langerman quiere mostrar toda su colección y enfrenta escepticismo y oposición.