Antes de llamarse Romanès, Alexandre se hacía llamar Bouglione. Un día dio un portazo al circo familiar: "Demasiado grande, demasiadas carpas, demasiados camiones, ya no era humano". Veinte años después conoció a "la terrible" Délia, una mujer de Rumania que hablaba y cantaba "romanès", la lengua romaní.
Tuvieron un hijo y cuatro hijas, a quienes Alexandre enseñó acrobacias, contorsiones y malabarismos, y fundó un pequeño circo al que llamó Romanès.
Esta familia, dirigida por un poeta, es un clan de trotamundos saltimbanquis y músicos que quiere preservar a toda costa lo que más valoran, el derecho a ser nómadas y libres. Una ardua batalla hoy en día.
Antes de llamarse Romanès, Alexandre se hacía llamar Bouglione. Un día dio un portazo al circo familiar: "Demasiado grande, demasiadas carpas, demasiados camiones, ya no era humano". Veinte años después conoció a "la terrible" Délia, una mujer de Rumania que hablaba y cantaba "romanès", la lengua romaní.
Tuvieron un hijo y cuatro hijas, a quienes Alexandre enseñó acrobacias, contorsiones y malabarismos, y fundó un pequeño circo al que llamó Romanès.
Esta familia, dirigida por un poeta, es un clan de trotamundos saltimbanquis y músicos que quiere preservar a toda costa lo que más valoran, el derecho a ser nómadas y libres. Una ardua batalla hoy en día.